ARGENTINA PATAGÓNICA

LA RUTA AL SUR NOS LLEVÓ A DESCUBRIR LAS BELLEZAS NATURALES DEL FIN DEL MUNDO Y MUCHO MÁS.

1/12/202311 min read

Por Montuno

En la colonia nos quieren siempre mirando al norte, pero qué mayor hermosura que llegar al fin del mundo por el sur.

Una buena manera para romper el aislamiento geográfico caribeño es salir de San Juan vía Bogotá para, muchas horas después, llegar a Buenos Aires, que se considera la más europea de las ciudades latinoamericanas. Nuestro invierno es el verano allá y, tras la Copa Mundial Qatar 2022, no hay espacio para otra cosa que no sea hablar de fútbol aunque realmente hablemos de Messi.

- Y la camisa del Dibu, pregunté.

-“No hacemos camisas de porteros”, repetirían casi por todas partes.

Semanas antes, la ciudad se habría abarrotado de los hinchas de la albiceleste, o sea, “del país entero y la mitad del mundo” diría la humildad de un argentino. Entrado el año, era evidente aún los aires colectivos de orgullo campeonil que me temo serán eternos para estas generaciones que paciente y agónicamente esperaron este momento.

En la Avenida Santa Fe de Buenos Aires encontrarás la librería más hermosa del mundo: el Ateneo Grand Splendid. Cerca está el Teatro Colón, una joya arquitectónica con detalles de todas partes de la vieja Europa menos unas sillas de España. Las esculturas de Italia, el mármol de Alemania y Portugal y así por cada recoveco de una impresionante estructura que deja al visitante sediento de presenciar un concierto allí, pero en esa época no había cartelera abierta.

Adentrarse por los callejones del Caminito por el sector La Boca es una experiencia agradable y divertida entre museos, galerías, casas pintorescas y lugares de comer. El viejo San Telmo, especialmente un domingo, cuando tiene su mercado de antigüedades al aire libre, es mágico. No deje de ir al mercado de San Telmo, donde puede perderse un buen rato mirando curiosidades, tomando un buen espumante mendocino, un café o comiendo. No puede pasar de largo una parada reflexiva en la Plaza de Mayo, donde las mujeres de la Argentina post dictadura nunca olvidaron y todavía insisten en el reencuentro.

Pero fuimos para alcanzar el fin del mundo. De allí sería un viaje en avión de casi tres horas y media para llegar a Ushuaia, donde los días buenos y complicados se entrecruzan con una facilidad inesperada. Destaca el canal Beagle por su geografía y diversidad biológica, los paisajes del Parque Nacional Tierra del Fuego en el Fin del Mundo, subir la montaña del Parque Marcial donde no faltará nieve y hielo en las partes altas o visitar a unos 75 kilómetros de distancia el Puerto Almanza para disfrutar de la mejor centolla de la región. No importa qué haga, se vive bien con tan solo tomarlo lento entre el Museo Marítimo y del Presidio, caminar por los muelles de la Bahía Ushuaia o disfrutar de una cena en alguno de los muchos lugares agradables del poblado.

Pero la parada obligada, además de las anteriores, fue llegar al Calafate, sinónimo del portal al Parque Nacional Los Glaciares, donde nos encontramos con el Glaciar Perito Moreno. En una planicie a 200 metros sobre el nivel del mar se encuentra el Lago Argentino alimentado por siete glaciares que desembocan en este punto. Aquí se encuentra el glaciar Upsala, el más grande de América del Sur con 56 kilómetros de largo por 10 kilómetros de ancho, y el majestuoso Spegazzini, ambos accesibles mediante navegación desde el puerto Punta Bandera.

Durante la navegación por el lago -que tiene una profundidad promedio de 150 metros o el equivalente a la Estatua de la Libertad una vez y media- podrás observar numerosos témpanos de hielo que representan desprendimientos mayores de los glaciares. Desde pequeños bloques de hielo hasta enormes fragmentos que hacen ver los barcos como miniaturas en un mar de agua en calma. Su llamativa coloración azul intenso es indicativa de la densidad y niveles de oxigenación del hielo, pues la capacidad de las moléculas de agua (H20) de absorber los rojos y amarillos del espectro de luz visible hacen reflejar el azul como ocurre en el mar.

Los glaciares del Parque Nacional nacen en las alturas de los Andes fronterizos de Argentina y Chile a casi 1,500 metros sobre el nivel del mar. Sus picos se ven a la distancia cubiertos de nieve. La secuencia de nevadas representan capas que generan peso y presión formando hielo por compactación. La pendiente de la montaña hará a su vez que la masa de hielo se mueva barranco abajo dando origen a un amplio glaciar. En el caso del Perito Moreno, la masa total del glaciar de 50 kilómetros de distancia se desplaza en el centro a casi dos metros de distancia por día, bajando poco a poco hasta llegar al Lago Argentino 70 años después. Los laterales se desplazan más despacio tomando unos 800 años para llegar al final de la ruta. Si de pronto haces una caminata sobre el glaciar (le llaman mini-trekking), asunto que requiere coordinación con mucha antelación por los cupos limitados, y si sobre el glaciar te convidan a un trago con el sustrato del lugar, entonces tendrás una bebida con el hielo añejo de esos 800 años.

El Perito Moreno es simplemente paradisiaco. Desde el parque puedes caminar y observar en diversas plataformas el fin de la ruta del glaciar donde los detonantes crujidos llegan instantes después del desprendimiento de enormes bloques de hielo. Estos eventos son espectaculares, y aunque la mayoría ocurre en el interior del glaciar como una estructura toda percolada de cavidades tipo queso suizo, otros se dan en la frontera final. Al caer al lago, no es solo el sonido intimidante lo que se apodera del silencio natural, sino la ola tipo tsunami que continúa la onda expansiva de un evento lleno de energía.

Los glaciares son enormes reservas de agua dulce, críticos para la seguridad hídrica de eco-regiones o zonas de vida. Su forma cambia con expansiones y contracciones cíclicas muy dinámicas. Cuando ocurre más precipitación de nieve que derretimiento, el glaciar se expande. Cuando los ciclos de precipitación de nieve están balanceados con el derretimiento, el glaciar se mantiene estable, mientras más derretimiento que formación significa retroceso o contracción.

En los últimos 100 años, el calentamiento global ha acelerado el derretimiento de los glaciares en el mundo entero con implicaciones muy severas. No solo representan causas para el aumento en el nivel del mar sino que estos lugares son reguladores importantes del clima global.

Algunos han desaparecido, otros están en ruta a desaparecer. Los glaciares de Upsala y Spegazzini van en retroceso mientras, llamativamente, el Perito Moreno parecería estar estable al examinar su área superficial con un frente de casi 5 kilómetros hacia el Lago Argentino. Con una altura de 60 metros al final de su ruta, también es conocido que su espesor promedio va reduciéndose, evidencia crítica de que ni el Perito Moreno se escapa de las consecuencias nefastas del cambio climático provocado por actividades humanas.

De Calafate nos fuimos al Chaltén, conocida como la capital nacional del trekking, a unos 200 kilómetros de distancia. Aquí el joven escalador canadiense Marc-André Leclerc dejó a sus 22 años huellas de vida escalando en solitario la Aguja Standhardt y el Cerro Torre, dueño y señor del paisaje patagónico. No vale la pena describirlo, lamentablemente hay que visitarlo para entender. La fantástica historia de Leclerc está inmortalizada en el documental The Alpinist, disponible en Netflix.

Si la isla de Puerto Rico tiene 179 kilómetros de longitud, en la Patagonia caminamos -sin saberlo y disfrutando cada paso- unos 127 kilómetros en unos trece días de andanzas. De pronto no es suficiente y queda pendiente la cara chilena de un fin del mundo compartido. Ya será, porque por algo con Mari este blog se llama Siempre te quieres ir.

Por fin en el fin del mundo

Por la Malamañosa

Mi mamá me legó la obsesión por llegar a la Patagonia. Ella fue varias veces a Argentina porque tenía buenas amistades allá. En 2003, fui a Chile a cubrir el 30 aniversario del Golpe a Allende y luego me encontré con ella en Buenos Aires, en lo que debe haber sido su último viaje pues un año después, falleció. Se murió con ese sueño de conocer el fin del mundo y yo seguí todos esos años con esa misma obsesión, como si así pudiera cumplírsela a ella de algún modo.

Tardé 18 años pero el 1 de enero de 2023, día en que ella habría cumplido 79 años, por fin llegué al Fin del mundo junto a mi Mochilero. 79 años de mi mamá, Evelyn Narváez Ochoa, revolucionaria de la calle y de la cama, como dicen mis amigas feministas; activista política del gozo profundo y de la alegría, la primera chinchorrera seria que conocí; la más grande fiesta de independencia que haya conocido jamás, Mami, de Guayama para el mundo.

En honor a ella, les comparto nuestra ruta en la Patagonia, uno de los viajes más entrañables que he hecho y que espero nunca poder olvidar.

SJ-Buenos Aires:

Conseguimos unos boletos muy económicos gracias a MochileandoPR. Nos salieron en $683 SJU-Buenos Aires por Avianca, con escala en Bogotá. OJO: Avianca cambió de administración y ahora no te dan NI AGUA durante el vuelo. Realmente es bien atropellante. En este caso, el vuelo Bogotá-Buenos Aires fue nocturno y dormí todo el viaje, así que no me afectó mucho pero deben tomar esto en cuenta y abordar el avión con suficiente agua y meriendas pues es un vuelo de 6 horas.

Buenos Aires:

Estuvimos 2 días en Buenos Aires en los que visitamos Palermo, Plaza de Mayo, San Telmo (y su mercado, extraordinario), Caminito y despedimos el año. En la despedida de año en Buenos Aires no hay un lugar público donde todo el mundo se junte. Debes hacer reserva en un restaurante, de lo contrario, puedes quedarte sin comer. Los taxis son difíciles de conseguir esa noche pero no imposible. El 1ro de enero todo está cerrado. Fue difícil conseguir un taxi para ir al aeropuerto bien temprano en la mañana pero lo logramos. Es importante reservar uno desde el día antes. En el hotel pueden ayudarte con eso.

No se puede ir a Buenos Aires y no visitar la Librería El Ateneo Grand Splendid, una de las más bellas del mundo sin duda y la más grande de Sudamérica. Este lugar es un sueño, el edificio fue un antiguo teatro pero además la selección de libros es extraordinaria. Allí conseguí un libro de historia que llevaba rato buscando por Internet sin éxito, conseguí libros para adolescentes, libros de viajes, libros sobre escritura y varias novelas para mí (no compré más por falta de espacio). Todo lo que busqué lo encontré y pude leer un ratito entre los anaqueles. En el escenario hay una cafetería espléndida pero no alcanzamos a comer allí. La próxima vez me tomaré algo allí con calma.

Ushuaia:

El 1ro de enero Volamos de Buenos Aires a Ushuaia, donde pasamos 4 noches.

Es importante saber que algunos hoteles te darán un descuento significativo si pagas con dólares o euros en efectivo. Pero al menos con los dólares debes tratar de llevar billetes de $100 o $50 pues casi no aceptan billetes menores o pagan menos por ellos al hacer el cambio.

En Ushuaia, salimos en un tour de navegación que nos llevó por el Canal de Beagle, donde vimos lobos marinos y unas aves primas de los pelícanos. Nunca pudimos llegar a Isla Martillo, donde están los famosos pingüinos del fin del mundo porque el tiempo no nos lo permitió. Hacía mal tiempo y las embarcaciones no estaban llegando hasta allá. Obviamente, el día que nos íbamos, hizo un día precioso pero ya no podíamos ir a Isla Martillo.

También en Ushuaia fuimos a visitar la Reserva del Parque Nacional Tierra del Fuego. En la Hostería América donde nos hospedamos nos consiguieron un taxi que nos llevó. El parque es muy grande y el taxi nos llevó a los 5-6 puntos más importantes que conocer allí. Nos dejaba alrededor de media hora en distintos caminos para que pudiéramos caminar y recorrer un poco. La entrada al parque cuesta 5,500 pesos por persona a los turistas y la segunda visita que hagas en las próximas 72 horas te sale con un descuento de 50%. Las personas que residen en la provincia pagan un costo bien reducido, así como los estudiantes y jubilados.

Nos hizo falta poder hacer un hike completo en el parque, hay unos preciosos que van por la costa hasta la montaña pero el itinerario no nos permitió regresar.

Otro de los días alquilamos un auto y fuimos a ver la ruta de los lagos y a almorzar centolla fresca en Puerto Almanza, un pequeñísimo poblado de pescadores ubicado sobre la costa este del Canal Beagle, a 75 km de la ciudad de Ushuaia.

El paisaje es hermoso y allí comimos maravillosamente bien en un restaurante sencillo frente al mar. Empanadillas de centolla, gambas al ajillo y centolla al natural. La centolla es una especie de juey grande, muy popular en Ushuaia. Lo tienen en muchos restaurantes pero en este pueblito es donde la pescan.

Ese día que tuvimos auto, fuimos a tomar algo y ver el atardecer en el Hotel Los Cauquenes, donde el Restaurante Reinamora, además de estar muy recomendado, tiene una de las vistas más sensacionales. Nosotros nos quedamos en una terraza antes del restaurante donde puedes tomar y tapear. Recomendamos mucho ir a ver ese atardecer. Queda a unos 15 minutos del centro de Ushuaia en auto. Si no tienen carro alquilado pueden tomar taxi.

Aparte de Reinamora y los restaurantes de la villa pesquera en Puerto Almanza, otros que nos gustaron en Ushuaia son:

El Mercado $$$ (pizzas, vinos, pastas, postres y otros)

Salitre $$$ (comida creativa)

Tante Sara Café Bar (menú bien variado, sandwiches, hamburguesas, etc)

También en Ushuaia fuimos al Museo del Presidio, que a su vez también contiene un Museo Marítimo y otras exhibiciones. Es una mezcolanza rara de museos, la curaduría es medio caótica y, para los turistas, es un poco caro para lo que ofrece, pero aún así, pienso que merece la pena visitarlo.

Otro de estos días fuimos al Glaciar Martial, donde se hace una caminata linda y bastante cómoda aunque es subiendo. Tomamos un taxi en el centro de Ushuaia y nos dejó al pie del glaciar. Allí lo mejor es subir por el área boscosa pues la alternativa es hacerlo por la pista de nieve (por ser verano, no había nieve en la pista) pero ahí no tiene mucha gracia. Después de cierto punto a mí me pareció monótono pues el paisaje no cambiaba mucho pero Mochilero insistió y subió hasta unos puntos de nieve y le encantó hacerlo.

Al bajar, fuimos a un restaurante precioso llamado La Cabaña Casa de Té. Vayan. Ahí tomamos un rico café, nos comimos un sandwich delicioso de vegetales y queso y un bizcocho. Es un lugar encantador y super lindo.

El último día fuimos al Paseo de los artesanos, una galería techada que alberga alrededor de 48 puestos con artesanías de diferentes países. Me encantó visitar el paseo y allí conseguí regalitos bonitos.

Calafate:

Tuvimos suerte. Esto fue lo que hicimos y es lo que recomendamos. Nos hospedamos en el Hotel Madre Tierra, un lugar estupendo, sencillo, con todo lo necesario para una estadía, muy limpio, bonito, muy céntrico, con excelente desayuno y mejor atención. Reservamos por Expedia.

Lo mejor es reservar como para pagar en efectivo a su llegada porque así pueden pagar con moneda nacional con cambio del blue y les saldrá más económico. También les dan un descuento si pagan en dólares, en efectivo.

Nosotros pagamos $140 por noche con el desayuno incluido. La Patagonia no es económica. Buenos Aires lo es más.

Nosotros llegamos a El Calafate sin ninguna excursión reservada. Sabíamos que queríamos hacer el mini trekking encima del glaciar Perito Moreno pero las excursiones que habíamos mirado por Internet (en servicios como Expedía) nos habían parecido tan caras que decidimos esperar a llegar allí.

Mariano, el dueño de la hospedería, primero nos dijo que ya sería demasiado tarde para conseguir una buena excursión de mini trekking, etc… que si le hubiésemos dicho antes él nos hubiese conseguido unos buenos paquetes , que ya no tendría tiempo de hacerlo. Pero en realidad, Mariano, después sabríamos, es Mariano… y ahí mismo comenzó a poner mensajes por Whatsapp y, al ratito vino a nuestro cuarto con dos propuestas: hacer la navegación para ver varios glaciares al día siguiente y, el segundo día, el mini trekking. Este último no podíamos hacerlo juntos pues no había espacio en los mismos grupos pero él arregló para que pudiéramos transportarnos juntos al parque nacional, hiciéramos las “pasarelas” (senderos) juntos en la mañana, nos separáramos para el minitrekking y luego nos regresáramos juntos nuevamente. Así hicimos.

Es bueno salir temprano y llegar a los senderos del Perito Moreno antes de las 9:30 am, que es cuando empiezan a llegar las hordas de turistas. De esa manera, lo tienes todo para ti… o casi.